Un portal ya no es una puerta grande, con zaguán para novios, o un hueco en la dentadura, sino un conjunto de páginas “web” que ofrece a los internautas todo tipo de informaciones, servicios y televenta.
Si quisiéramos recoger la idea original, a los portales los llamaríamos pórticos.
Portal suena ligeramente cutre, no casa mucho con la informática. Recuerda, más bien, a juntas de vecinos. ¿Quién barre el portal esta semana?
Además, los portales ya no están de moda. Lo más “cool” ahora son los vortales, los vórticos, es decir, los portales verticales.
Raúl Portal me metió una vez en un… portal lleno de monos, y los monos me cayeron encima como llovidos del cielo.
Una mona grande se abrazó a mí y así se quedó todo el tiempo que duró la entrevista, pues de una entrevista para la televisión se trataba.
Un mono chiquitito de color gris no dejaba de tirarme de la barba.
Un poeta perteneciente a no sé qué ismo decía en Madrid, hace muchos años, en verso, que los árboles se metían en los portales.
Esto es una especie de ejercicio de asociación libre, ya lo sé.
Si quisiéramos recoger la idea original, a los portales los llamaríamos pórticos.
Portal suena ligeramente cutre, no casa mucho con la informática. Recuerda, más bien, a juntas de vecinos. ¿Quién barre el portal esta semana?
Además, los portales ya no están de moda. Lo más “cool” ahora son los vortales, los vórticos, es decir, los portales verticales.
Raúl Portal me metió una vez en un… portal lleno de monos, y los monos me cayeron encima como llovidos del cielo.
Una mona grande se abrazó a mí y así se quedó todo el tiempo que duró la entrevista, pues de una entrevista para la televisión se trataba.
Un mono chiquitito de color gris no dejaba de tirarme de la barba.
Un poeta perteneciente a no sé qué ismo decía en Madrid, hace muchos años, en verso, que los árboles se metían en los portales.
Esto es una especie de ejercicio de asociación libre, ya lo sé.
© José Luis Alvarez Fermosel
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