sábado, 31 de mayo de 2008

Demasiados ingleses

Antes había un solo inglés. Un sólo idioma inglés, quiero decir. Era el que nos enseñaba una profesora particular (inglesa, por supuesto), alta, delgada, angulosa, seca, de rostro cuadrado y enérgico y antiparras de carey. En invierno lucía –es un decir…- trajes sastre de "tweed" y en verano vestidos floreados. Parecía un personaje de la deliciosa novela "Los cuadernos del mayor Thompson", del escritor francés Pierre Daninos.
La "teacher" en cuestión nos enseñaba el inglés de Charles Dickens (1), Samuel Johnson (2) u Oliver Goldsmith (3), que aprendíamos a regañadientes pues nos gustaba más el francés que oíamos hablar a nuestra madre y nuestra abuela.
Luego, cuando empezamos a leer los diarios nos enteramos de que había otros ‘ingleses’ que se hablaban en Canadá, la Península Escandinava, la India, Sudáfrica, Australia, Gibraltar, las islas Malvinas y, naturalmente, Estados Unidos, donde se filmaban las películas del Oeste que tanto nos gustaban.
El "Spanglish", o mezcla de español e inglés, sentó patente de corso cuando los cubanos empezaron a irse a Miami. Hasta ahí todo estaba más o menos bien. Uno hablaba inglés británico o inglés norteamericano y podía viajar por todo el mundo y entenderse con la gente, porque cuando uno empezó a viajar por todo el mundo ya se hablaba inglés en todo el mundo.
Luego vinieron los otros ‘ingleses’...
El primer ‘inglés… raro’ fue el de los manuales que acompañaban -y siguen acompañando- a los aparatos electrónicos, los del hogar y los otros. A ese ‘inglés’ se le denominó ‘técnico’ y la denominación es muy buena porque lo escriben técnicos de muy alto nivel. Tan alto es su nivel -y ellos lo saben- que el inglés en el que escriben las instrucciones para el uso de toda clase de artefactos que vienen de Japón, China, Hong Kong, Corea y Malasia no está destinado a los usuarios sino a técnicos de nivel inferior al de los que escribieron las (supuestas) explicaciones.
Otro ‘inglés’ es el de la computación, en el cual "save" no es ahorrar sino salvar (un texto) en una "folder" -que milagrosamente sigue queriendo decir carpeta en español-; el "mouse" no es un ratón -o sea, sí, pero un ratón distinto a los de toda la vida, a los que les gusta el queso- y si se cuelga el "server" no hay que preocuparse porque nadie toma la trágica determinación de ahorcarse, sino que el sistema o la red electrónica se viene abajo -casi siempre por razones desconocidas o sin ninguna razón-, y lo que uno ha escrito laboriosa y prolijamente en la pantalla desaparece y casi siempre no vuelve más, a no ser que se haya guardado en un “pendrive”.
Pero quizá el ‘inglés’ más... peculiar, por llamarlo de algún modo, sea el de la Internet, poderoso tótem de la “New Age”. El ‘inglés’ de la Internet incluye términos rusos, como iconos o imágenes pintadas que representan a la Virgen o a los Santos en la Iglesia Ortodoxa Rusa.
Los iconos que pueblan ahora todos los programas de computación tienen su origen en el “Apple Macintosh”, el primer sistema que creó una interfaz gráfica.
Los iconos mandan órdenes a los programas, operaciones o informaciones que ofrecer al usuario. Algunos de ellos son fijos, estándares, pero la persona que utiliza los programas puede usar iconos nuevos según sus preferencias y disponer, además, de una vasta biblioteca de signos.
La Internet propone el lenguaje de los ideogramas y los pictogramas. Algunos lingüistas sostienen que la escritura en forma de pictograma es anterior al lenguaje hablado y habría surgido como un intento de fijar en imágenes un idioma de gestos.
La dislexia o dificultad de adquisición de la lectura, tan común entre nosotros, apenas existía en culturas con escritura ideográfica (China, Japón).
El nuevo idioma pictográfico fue ideado por el diseñador austríaco Otto Neurath, a quien se considera el padre de las señales de tráfico.
Cuántos ‘ingleses’, cuántas complicaciones, ¡coño!, digo... ¡cono!


(1) Escritor inglés nacido en Landport en 1812 y muerto en 1870. Tuvo una infancia marcada negativamente por los problemas económicos de sus padres, lo cual influyó en su obra. Entre 1838 y 1842 publicó “Oliver Twist" y "Nicholas Nicklebey". También fue periodista y fundó el periódico "Daily News”. En 1849 editó su novela favorita: "David Coperfield".
(2) Ensayista y lexicógrafo inglés. Nació en Lichfield (1709) y murió en Londres (1784). De su obra literaria se destaca "Vida de los poetas ingleses". También escribió un diccionario.
(3) Escritor británico nacido en Kilkenny West en 1730 y muerto en Londres en 1774. Autor de comedias, obras de historia y poemas. Su mayor logro literario fue la novela “El vicario de Wakefield”.


© José Luis Alvarez Fermosel




4 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Cuánta razón, Caballero Español! Hace unos cuantos años viajé por estudios a Australia. Yo pensaba que "dominaba" el inglés. Cuando llegué me dí cuenta de que la pronunciación era diferente a la del inglés (británico). Y posteriormente, fui a USA y creo, no sé su opinión, que el mejor inglés de todos es el que se habla en Boston. Alejandro.

Anónimo dijo...

"(...)Símbolos de otros símbolos, variaciones
Del futuro inglés o alemán me parecen estas palabras
Que alguna vez fueron imágenes
Y que un hombre usó para celebrar el mar o una espada;
Mañana volverá a vivir,
Mañana fyr no será fire sino esa suerte
De dios domesticado y cambiante
Que a nadie le está dado mirar sin un antiguo asombro.

Alabada sea la infinita
Urdimbre de los efectos y de las causas
Que antes de mostrarme el espejo
En que no veré a nadie o veré a otro
Me concede esta pura contemplación
De un lenguaje del alba."
JLB


"Quando um rio corta, corta-se de vez
o discurso-rio de água que ele fazia;
cortado, a água se quebra em pedaços,
em poços de água, em água paralítica.
Em situação de poço, a água equivale
a uma palavra em situação dicionária:
isolada, estanque no poço dela mesma,
e porque assim estanque, estancada;
e mais: porque assim estancada, muda,
e muda porque com nenhuma comunica,
porque cortou-se a sintaxe desse rio,
o fio de água por que ele discorria.(...)
Joao Cabral de Melo Neto

Como todo lo que tiene vida, ¡alabada sea la lengua que cambia!

Abrazo, Caballero!
Laura

Anónimo dijo...

Alejandro: Tienes toda la razón del mundo: efectivamente, el mejor inglés de USA se habla en Boston. Todo en Boston tiene un cierto toque "so British"... Muchas gracias por tu comentario y un abrazo.

Anónimo dijo...

Laura: Bien dices: alabada sea la lengua que cambia y alabada seas tú, a quien yo no sugeriría cambiar, pues me parece que ya has mejorado todo lo que se puede mejorar. ¿Viste la película "Laura" y recuerdas la canción del mismo título? No lo creo: debes ser muy joven. Gracias por ser tan fiel lectora. Abrazo.