martes, 20 de mayo de 2008

Instantánea a la acuarela

Parece una foto, pero en realidad es una acuarela, una pintura al agua excelente, hiperrealista, hecha por un maestro del dibujo del estilo del estadounidense Norman Rockwell, o de los españoles Pedro Alvarez o su hijo Faustino, grandes pintores que pasaron sin pena ni gloria.
El tema parece trivial. Llega gente de la ciudad al rancho, concretamente una pareja, vaya uno a saber si en luna de miel. Llevan ropa urbana y ella un sombrerito blanco con una cinta oscura. Hay otra señorita con un sombrero parecido en el ángulo superior derecho, que parece estar sacando algo de la baulera del coche con la ayuda de otro personaje que también lleva un Stetson blanco.
El hombre que ocupa el asiento del conductor habla con un vaquero que ya ha sacado una maleta y lo que parece ser una sombrerera. Hay más vaqueros al fondo, y un caballo bayo junto a un árbol. Un criado toca una campana. Tras él se ve la cabeza de otro corcel y una amazona con un pañuelo rojo al cuello. Y ya está, nada más.
Salvo que, por ejemplo, el automóvil que figura en primer plano está espectacularmente dibujado y coloreado. Parece un modelo de los años treinta, por otra parte. También hay que considerar la vida, el verismo que el autor le ha dado a una escena que nada tiene de particular. Gente que llega.
Ahí está la madre del cordero. Convertir en una obra de arte algo que aparentemente no tiene ninguna trascendencia, que no dice nada. Ah, ¿no? ¿Y la pareja? ¿Quiénes son? ¿Por qué vienen al rancho? Su llegada parece haber despertado cierto movimiento. Claro, los están recibiendo, la casa cobra vida. ¿Qué pasará en ella?
Aquí está la magia. Y el arte del pintor, que desafortunadamente no sabemos quién es. Capacidad para inventar, o recordar, o recrear, o crear y mostrar una historia con cuatro trazos, como quien dice. Una historia que sabemos que empieza con una pareja de jóvenes que llega a lo que parece ser un rancho norteamericano, pero que no sabemos cómo termina, ni siquiera si es historia.
En cualquier caso, una escena bien construída. Una composición nada fácil, en su aparente simplismo; bien armada, sencilla, expresiva, colorida, con la tensión de una foto instantánea.



© José Luis Alvarez Fermosel

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Es cierto! Parece una foto. Y nadie pero nadie, nadie, podría describir una acuarela tan bien como usted lo hace. ¡Bienvenido a los blogs, Maestro! Lo escuché y lo escucho siempre por radio. Eugenio (Villa Carlos Paz, Cba.)

Anónimo dijo...

Muchas gracias, Eugenio, por tus palabras, tan afectuosas y por tu fidelidad radial. Un abrazo.